Represión franquista en Ataquines
El día 28 de agosto de 1936 se presenta en Ataquines un grupo de falangistas de Alaejos y Mojados, que en unión de falangistas del pueblo comienzan a practicar detenciones.
Investigaron Julián Martín López y Sofía Suárez Nieto
| por | Pueblos - AtaquinesLlegaron por la tarde y detuvieron a once personas, a unas en su domicilio, y a otras las fueron a buscar a su lugar de trabajo. Los llevaron a todos al ayuntamiento de Ataquines, encerrándoles en el calabozo. Pasaron allí la noche, y fueron apaleados y torturados hasta que en la madrugada del día 29 los sacaron divididos en dos grupos de cinco y seis, atados entre sí.
En el km. 19 de la carretera Ataquines-Fuente el Sol, los asesinos los arrojaron en una cuneta, rematándolos a continuación. Después se dirigieron a la localidad de Fuente el Sol y le dijeron al alcalde colaboracionista que los fueran a recoger; el alcalde envió a unos peones camineros con dos carros para que recogiesen los cadáveres y los trasladaran hasta el cementerio.
Uno de los carros quedó tan manchado de sangre, que los propietarios optaron por pintarlo de rojo, y no volvieron a utilizarlo para las labores de recolección.
El cementerio de Fuente el Sol estaba situado en el interior del castillo, y allí se dirigieron ambos carros siguiendo la cañada para evitar que los vecinos pudieran verlos.
Llegados allí, el párroco de la localidad se negó a que fueran enterrados en el recinto, por lo que los camineros decidieron enterrar los cadáveres fuera de la muralla. El cementerio pertenecía a la iglesia, por lo que el cura tenía la potestad de decidir a quien enterraban a allí y a quien no; los once vecinos, sacados de sus casa, apaleados y rematados con tiros de gracia no le parecieron a este cura merecedores de ser enterrados en un cementerio, como personas; así, los cuerpos fueron arrojados en una fosa común, donde han permanecido durante casi 70 años.
Este hecho tuvo como consecuencia que la noticia corriera por la zona, por lo que tanto el lugar del crimen como la fosa han sido recordados por los vecinos de los alrededores.
Los falangistas registraron los domicilios de los detenidos, y en uno de los casos, los familiares fueron amenazados y molestados.
En el año 2005, gracias al tesón y a las gestiones realizadas por el sobrino de una de las víctimas, se localizó con exactitud la fosa y los cuerpos fueron exhumados.
La investigación realizada por Julián, sobrino de José Martín López, duró años y años, ya que los documentos del ayuntamiento de Ataquines han desaparecido por completo, y la colaboración de las instituciones fue escasa y muy lenta, aunque finalmente se consiguiera el objetivo de esclarecer los hechos y recuperar los cuerpos de los asesinados.