Represión franquista sobre la familia Palacín
Víctimas en la familia Palacín de Tudela de Duero
Guillermo González Ramos, fusilado.
Teófilo Palacín González, asesinado.
Heliodoro Palacín González, paseado.
Policarpo Herguedas Escudero, asesinado.
Eustaquio Cabezas, desaparecido.
Familia Palacín González, Tudela de Duero
En 1936, estaba compuesta por Gregoria González Ramos, viuda desde muy joven de Vicente Palacín, con el que tenía cinco hijos:
Teófilo, el mayor, tenía 14 años cuando murió su padre.
Alianza
Felisa
Emiliano
Heliodoro
La familia vivía en la calle Salegar, en una casa dividida en dos. En una parte vivían ellos, y en la otra Teodomiro Nieto con su mujer Dolores González Ramos “la Tabana”, hermana de Gregoria, y su hija Petra Nieto González. En esta casa sigue estando el domicilio familiar. Teófilo estaba casado y vivía en la calle Valladolid, 69 (casa de “Los Pitillos”).
Gregoria González vio morir a sus dos hijos, a su hermano, a su futuro yerno y al hermano de su nuera.
Guillermo González Ramos
Hermano de Gregoria, tío carnal de los Palacín. Presidente de la Casa del Pueblo de Tudela y concejal. Nacido en Tudela, 43 años; hijo de Antonio y Luciana. Casado con Cruz, quedó viudo a principios de 1936. Tenía dos hijos menores: Petra y Antonio.
Su domicilio familiar estaba en Valladolid, en la plaza San Felipe Neri. Era vendedor ambulante, y solía estar en la plaza Mayor de Valladolid con su máquina de asar castañas, patatas y boniatos, con lo que se ganaba la vida. Le faltaba una pierna y llevaba una de madera. Fue juzgado con todo el grupo de Tudela y condenado a muerte. Fusilado en Valladolid el dos de marzo de 1937.
Teófilo Palacín
Nacido en Tudela el 27/10/1901, hijo de Gregoria y Vicente; hortelano, concejal socialista. Casado con Luisa Herguedas Pérez “Pelagallos”, hija de de Simón y Marcela, nacida en Renedo de Esgueva, en el año 1903; familia “Fogues”, hermana de “Vinaderas” y de Policarpo, asesinado.
En julio de 1936, el matrimonio tenía tres niños, y Luisa estaba embarazada de dos meses .
Flora, de 8 años
Rosa, 6 años
Margarita, que había fallecido a los dos años
Vicente, de dos años
En febrero de 1937 nació Teófilo, al que su padre no llegó a conocer.
Teófilo fue detenido en octubre de 1934 como consecuencia de la Huelga General convocada en esa fecha. Estuvo detenido en las Cocheras (Valladolid) junto con un gran grupo de vecinos de Tudela, entre los que se encontraba el alcalde Pablo Arranz y gran parte de la Corporación. En febrero de 1936, al salir vencedor el Frente Popular en las elecciones, fue liberado y lo repusieron en su cargo municipal.
Teófilo era socialista. Era un hombre culto y leído, asiduo de la Casa del Pueblo, entusiasta de la naturaleza; todas sus hijas llevaban nombres de flor. Él trabajaba como hortelano y tenía fama de ser el mejor. Estaba empleado en la Finca Casasola, situada en las afueras de Renedo de Esgueva, a donde se desplazaba a diario.
En julio de 1936, al conocer el levantamiento, Teófilo pensó que todo se acabaría rápidamente, como lo pensó la mayoría de la gente. Decidió ir a trabajar y quedarse en la finca un par de días en lugar de regresar a su casa, dando tiempo a que todo pasase.
Vecinos de Renedo que lo conocían lo fueron a buscar y lo tirotearon en la misma tierra que estaba trabajando el día 24 de julio. Allí quedó agonizante. La propietaria de la finca, alertada por los disparos, acudió y se lo encontró allí caído. Estaba vivo y la mujer quiso llevarlo al hospital. Los asesinos se fueron y ella llamó a la guardia civil de Renedo, que acudió de inmediato, pero en lugar de auxiliarlo, lo remataron allí mismo.
El día 25 por la mañana, unos vecinos de Renedo se presentaron en la casa de los Palacín y les dieron la noticia. De inmediato salieron para allá su hermano Heliodoro y su cuñado Policarpo Herguedas (los dos serían asesinados a los pocos días), quienes pudieron ver su cadáver. Tedomiro Nieto, tío de Teófilo, fue con otros hombres a Casasola para trasladar el cuerpo a Tudela, pero la guardia civil se lo impidió. No saben con certeza dónde lo enterraron; según la dueña de la finca, en el cementerio de Renedo. La familia siempre ha pensado que lo enterraron en el camino, en el lugar donde lo mataron, y que sigue allí. Se trata de un camino que unía la casa de la finca con la carretera, precisamente donde estaban las huertas.
La hipótesis más probable es que fuera enterrado en el cementerio de Renedo. La finca Casablanca era importante y sus dueños tenían peso en la zona. Nadie querría tener enterrado un cuerpo en su finca, y menos todavía, el cuerpo de un asesinado. El testimonio de la dueña tiene credibilidad.
La familia quedó destrozada y sin medios económicos. Gregoria dio a luz a un niño en el mes de febrero. Le pusieron el nombre de Teófilo. A pesar de todo lo que estaba ocurriendo, sacó adelante a todos sus hijos trabajando en el campo y en todo lo que salía. Sus hijos tuvieron que dejar la escuela para trabajar. La ilusión máxima de su padre había sido la cultura. Había enseñado a leer a sus hijos en casa siendo muy pequeños, y a sus compañeros en la Casa del Pueblo; pero fue imposible que sus hijos estudiaran, pues lo que había era hambre. Desde el asesinato del padre, la vida cambió y el futuro desapareció. Flora y sus hermanos han dedicado su vida al trabajo en el campo. Han hecho de todo: plantar, escardar, la patata, la huerta… hasta el día de su jubilación.
Heliodoro Palacín González
Nacido en Tudela el 03/07/1915, hijo de Gregoria y Vicente, acababa de cumplir 21 años (la mayoría de edad) cuando lo asesinaron. Era jornalero, estaba soltero y vivía con su madre y sus hermanos en la casa familiar de la calle Salegar.
Según los testimonios familiares, pertenecía a la CNT.
El domingo 25 de julio, Heliodoro acudió a Renedo de Esgueva para reconocer el cadáver de su hermano mayor, tiroteado por los sublevados. Este hecho, unido a todo lo que estaba sucediendo en Tudela (detenciones, palizas…), lo decidió a ocultarse en el campo junto con un grupo de hombres tudelanos, entre los que se encontraba Eutiquio Sánchez Mambrilla, Julio Martín, Víctor Carracedo “Moquitín”, Salvador Arpa, Anselmo Rivera y alguno más. El grupo se dirigió campo través hacia La Cistérniga, y se refugió en la propiedad del hermano del guarda del canal.
La guardia civil iba tras ellos; alguien los ayudó y les hizo llegar comida, pues la guardia civil encontró mondas de fruta y de embutidos y algunas hortelanas fueron interrogadas.
El día 2 de agosto, los evadidos escucharon cohetes y pensaron que la sublevación había terminado. Regresaron a Tudela y se encontraron con que, lejos de haberse acabado la sublevación, las cosas estaban muy mal, por lo que se refugiaron en sus casas. Esa misma noche, alguien denunció a Carracedo, que era menor de edad (acusan de esta delación al pastor Leto, vecino), que fue sorprendido en su casa e “interrogado” de tal manera que delató a sus compañeros. Su madre, María, se presentó en el ayuntamiento intentando interceder por su hijo, y la arrojaron por las escaleras. Previamente había visto en las dependencias municipales a Felisa Sobas ensangrentada y desarreglada, que le dijo entre sollozos: “¡Mire… Mire lo que me han hecho…!”
(Felisa sería asesinada al mismo tiempo que su hijo, en la madrugada del 2 de agosto)
Lo cierto es que la guardia civil tenía mucho interés en conocer todos los detalles de aquella fuga, porque pensaban que los participantes habían escondido armas en algún lugar en el campo. Esto era una obsesión continua de los alzados, que temían una reacción por parte del pueblo.
Julio Martín “Portillano”, había regresado a su casa antes que los demás. Echaba en falta a sus hijos, y pensaba que la sublevación se acabaría rápidamente en cuanto intervinieran las fuerzas de orden.
Cuando se supo que estaba en el pueblo, fue citado en el ayuntamiento, donde lo interrogaron acerca de la fuga, de la gente que la componía y de el lugar donde se habían ocultado. No lo maltrataron, ni lo retuvieron. Se marchó a su casa, de la que lo sacarían unos días después, matándolo en el campo.
Tras el interrogatorio a Carracedo y las declaraciones de Martín, un grupo de hombres armados se presentó en el domicilio de los Palacín. Todos ellos fueron reconocidos por la familia, puesto que eran vecinos de Tudela. Tenían un camión aparcado en la puerta. Obligaron a subir a Gregoria, la madre, y al hermano menor, Emiliano. En la casa estaban los hijos del asesinado Teófilo. Flora, de ocho años, fue testigo. Era la una de la madrugada del día 2 de agosto de 1936.
Heliodoro había estado unas noches durmiendo en el fondo del patio de la casa, en la zona de las cuadras. Aquella era la primera noche en la que dormía dentro. Al escuchar ruidos y golpes, salió a la escalera. De inmediato, aquellos hombres se echaron sobre él y comenzaron a pegarle. Flora fue agarrada por el pelo y arrojada contra el suelo, de donde ya no pudo levantarse. Pudo ver todo el episodio de malos tratos. Sangrando y en pijama, Heliodoro fue arrastrado a la calle, y arrojado al camión.
Esa noche fueron asesinadas Josefa Torrecilla, de 63 años; Felisa Sobas, de 21, Heliodoro Palacín, Víctor Carracedo, uno de los Sánchez Mambrilla y quizá alguno más en los pinares cercanos a Boecillo. El día anterior había caído Toledo.
Policarpo Herguedas Pérez
Cuñado de Teófilo Palacín (hermano de Luisa Herguedas)
Policarpo Herguedas Pérez, nacido en Tudela el 26/01/1913, hijo de Simón y Marcela, familia conocida como “Los Fogues”; hermano de “Vinaderas” y de Luisa, la esposa de Teófilo Palacín, y por tanto, tío carnal de los hermanos Palacín Herguedas.
Había reconocido el cadáver de su cuñado Teófilo; después, el asesinato de Heliodoro, y tenía miedo. Su madre, al ver lo que estaba ocurriendo, lo tenía escondido en su casa de Tudela, en la calle Minerva nº 39 (antes Pablo Iglesias) y no permitía que saliera a la calle.
Pocos días después del asesinato de Heliodoro, se presentaron unos falangistas en su casa, lo hicieron salir a la sala, y al pie de la escalera le dieron una paliza, diciéndole que lo había denunciado “Moquitín”, (Víctor Carracedo, asesinado junto con Heliodoro).
Su familia le convenció para que se alistase en el ejército, con lo que pensaban que se pondría a salvo.
Iba con otro chico de su edad, proveniente del caserío de Fuentes. En las calles de Valladolid ambos fueron detenidos por un grupo de falangistas de Tudela de Duero, que quizá los estaban siguiendo, que los trasladaron en un coche hasta el Puente Mayor y los arrojaron al río Pisuerga tras apalearlos con las culatas de sus fusiles. Policarpo desapareció en las aguas. Quizá estaba inconsciente. El chico que iba con él logró salir con vida y se dirigió a su casa y contó lo sucedido. Una mujer llamada Sara fue la que informó a la familia de lo ocurrido con Policarpo. El otro joven se incorporó al ejército y desapareció en el frente.
Policarpo estaba comprometido con Baltasara Veganzones Martín, sobrina de Ricardo Veganzones, también asesinado.
Eustaquio Cabezas García
Novio de Felisa Palacín González era natural de Renedo de Esgueva, aunque vivía y trabajaba en Tudela, donde tenía una barbería en la calle Mayor, en un edificio que ya no existe, al lado de la casa de las verjas. No hay más detalles del asesinato de Eustaquio. Felisa Palacín nunca se casó.
Total víctimas
Guillermo González Ramos, fusilado.
Teófilo Palacín González, asesinado.
Heliodoro Palacín González, paseado.
Policarpo Herguedas Escudero, asesinado.
Eustaquio Cabezas, desaparecido.