Lugares de detención y confinamiento
Valladolid no era, desde luego, una provincia derechista, a pesar de haber sido la cuna de Onésimo Redondo y el escenario elegido por Jose Antonio Primo de Rivera para llevar a cabo la unificación de Falange con las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas). La ciudad y la provincia eran combativas, y la izquierda, organizada en sindicatos y partidos, luchaba por sus derechos. La república había sido recibida con alegría y grandes esperanzas; en 1934 hubo intentos de llevar adelante la Huelga Revolucionaria, y en general, la izquierda vallisoletana era fuerte y estaba sana.
Para los golpistas,Valladolid era importante desde el punto de vista estratégico, sobre todo porque era un nudo de comunicaciones ferroviarias que unía el centro con el norte de la península.
Dado que en la capital existía un potente y combativo sindicato de ferroviarios, además de una gran cantidad de organizaciones obreras, sindicatos y partidos, era necesario aplicar con contundencia las “Instrucciones Reservadas” de Mola: “El golpe ha de ser en extremo violento…”
Y en efecto, las instrucciones fueron aplicadas con el fin de exterminar cualquier conato de defensa ante la sublevación.
Desde el propio 18 de julio comenzaron a aparecer cadáveres por las calles y las carreteras, y las detenciones se contaban por cientos. Solamente en la Casa del Pueblo fueron detenidas más de 500 personas, y esta labor continuó durante meses y meses.
¿Qué hacer con la enorme cantidad de detenidos en Valladolid y su provincia?
En la capital, los detenidos eran conducidos al Gobierno Civil, donde se les hacía una ficha y eran sometidos a un primer interrogatorio. Muchos salieron de allí directamente hacia la muerte, sin juicio, paseados por los caminos y enterrados en cualquier cuneta.Esto les sucedió, sobre todo, a los líderes obreros más significados y a aquellos conocidos por su combatividad o por su capacidad para dirigir cualquier movimiento contrario a la sublevación.
Otros eran conducidos a prisión, bien como “detenidos gubernativos”, es decir, a disposición del Gobernador Civil, o bien para ser juzgados por los tribunales militares constituídos ilegalmente por los golpistas para ese fin.
Pero ya desde los primeros días los lugares de confinamiento fueron insuficientes para albergar a la enorme cantidad de detenidos, por lo que hubo que habilitar nuevos espacios que sirvieran a tal fin.