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Represión franquista en Aguilar de Campos

Se encuentra en la carretera local VP-5506 a 5,5 km de la carretera Nacional 601, y a 20 km de Medina de Rioseco, entre Valladolid y León, en la comarca de Tierra de Campos. Es un pueblo agrícola y ganadero. Su término municipal comprende 49,7 Kilómetros cuadrados. En el año 1981 tenía una población de 499 habitantes; mientras que en la actualidad tiene tan solo 296.

Aguilar de Campos

Aguilar de Campos pertenecía al partido judicial de Villalón, aunque estaba en la esfera de Medina de Rioseco, y sus relaciones comerciales y administrativas se resolvían en Rioseco.
La localidad, cuya economía se basaba en el cereal, como todas las de su alrededor, tenía una gran masa de jornaleros agrícolas, sometidos a las leyes anacrónicas que los colocaban en una relación laboral prácticamente feudal, motivo por el que muy pronto comenzaron a surgir asociaciones y grupos que pretendieron organizarse para mejorar sus condiciones de vida.

El advenimiento de la República abrió la posibilidad real de estructurar de forma moderna el campo mediante su Reforma Agraria y las leyes que la acompañaban. La regulación del horario de trabajo, fijando las ocho horas diarias; la señalización de salarios y condiciones de trabajo y sobre todo la Ley de Términos Municipales eran una garantía de mejora a la que los jornaleros aferraron con el mayor entusiasmo.
Las demoras en el desarrolla de la Reforma y la lentitud en la aplicación de las nuevas normas desesperaban a los jornaleros, que muy a menudo se veían impotentes para hacer frente a los abusos de los propietarios, y ese es el motivo de la radicalización de parte de los vecinos de Aguilar de Campos, que se acercaron a la CNT.

En octubre de 1934, Aguilar se movilizó pero a diferencia de otras localidades, que declaraban la Huelga Revolucionaria, ellos declararon el Comunismo Libertario, para lo que tomaron el ayuntamiento y desarmaron al cabo y al guardia.
El Norte de Castilla recogía la noticia en su edición del 10/10/1934: “Se proclama el comunismo libertario en Aguilar de Campos. Son sustituidos el alcalde y los concejales. Acude la Guardia Civil. Los revoltosos se entregan. Se practican detenciones.”

Y en el mismo periódico, en la edición del día 16/10/1934: “Detenidos 20 individuos de Aguilar de Campos. Han sido trasladados a la capital”.

El 28 de diciembre, diez de estas personas fueron sometidas a Consejo de Guerra e ingresadas en la cárcel de Valladolid. Fueron defendidos por Federico Landrove López, quien acudió varias noches a Aguilar de Campos a aconsejar a los vecinos, siendo su enlace una vecina de unos 50 años llamada Odulfa.

En 1936 existía una Sociedad Obrera Agrícola, afecta a UGT, en la que cotizaban 126 personas. No había Casa del Pueblo, aunque los vecinos se reunían en uno de los cafés.

El alcalde depuesto en 1934, Juan Antonio Franco, no llegó a ejercer efectivamente en 1936, a pesar del mandato del Gobernador Civil, que mediante una circular reponía los consistorios en forma de Gestoras a la espera de las siguientes elecciones municipales que nunca se llegaron a celebrar. El alcalde accidental fue Bernardo Quintanilla Riol, un hombre capaz y sensato de 38 años, asesinado después.

El 19 de julio de 1936 Aguilar fue cercado por una gran cantidad de guardias civiles provenientes de Villalón, donde había un puesto de la Guardia Civil. Los acompañaban falangistas de la zona, entre ellos mujeres de Villalón armadas con pistolas y un grupo muy nutrido procedente de Rioseco. Enseguida se les unieron los derechistas del pueblo, quienes creían que los republicanos guardaban un arsenal, y así lo denunciaron a los guardias civiles.
Los dueños de uno de los cafés del pueblo dijeron a los guardias que las armas se encontraban en la casa de Odulfa, quien como se ha dicho ya era una activista conocida por su participación en los hechos del 34, además de mantener el café donde se reunían los izquierdistas de Aguilar.
Dos de los guardias, con las armas en la mano, llamaron a la puerta de Odulfa, quien era soltera y vivía sola. No abrió la puerta y los guardias la tiraron y entraron.
A los pocos minutos se oyó un tiro. Uno de los guardias civiles mató a Odulfa de un solo tiro que se oyó en todo el pueblo. La mujer estaba en el sobrado de la casa, escondida tras una “toña”, una especie de cesta grande.

Este hecho hizo ver a los vecinos que las cosas estaban peor de lo que pensaban. Se recluyeron en sus casas, mientras los falangistas se apostaban por las calles del pueblo y tomaban el ayuntamiento; según su propia expresión, el pueblo quedó “pacificado”.
De inmediato se publicó un bando que exigía la entrega de cualquier clase de arma a todos los vecinos, cosa que se cumplió, entregándose en el ayuntamiento escopetas de caza, etc. En ese mismo momento se produjeron las primeras detenciones.

El día 22 de julio fueron detenidos unos 25 vecinos, hombres y mujeres, y conducidos a Valladolid. De este grupo no murió nadie. Fueron ingresados en las cárceles donde pasaron bastante tiempo todos ellos, pero salvaron la vida.

Ante esta situación alguno escapó: Manolo Panizo logró huir y llegó a Francia. Se recibieron algunas cartas suyas, pero después desapareció su rastro. Puede haber sido una de las víctimas españolas en suelo francés a manos de los nazis.
Con él intentó escapar Cipriano Baza, que desistió a causa de su cojera y regresó al pueblo.
También escapó el alcalde en funciones, Bernardo Quintanilla, quien pudo esconderse por los campos y las morenas de los alrededores del pueblo.

A principios de agosto detienen y asesinan a Alejandro Lobo y a Egidio Panizo, hermano del huido Manolo. Este hecho ocurrió en las afueras del pueblo y no se conocen los detalles, pero se sabe que Egidio, persona muy conocida por toda la comarca por representar casas comerciales, fue despojado de un reloj de oro y 500 pesetas en metálico. Los testimonios señalan como autores a un grupo de falangistas, a esas alturas ya muy bien uniformados, entre los que figuraban personas bien conocidas: un cabecilla de Ceinos y un vecino de Aguilar.

A finales de agosto o principios de septiembre son sacadas 8 personas, trasladadas a Torozos y asesinadas. Entre ellas, prácticamente toda la familia de “Los Calderos” (apellidados Torre), el padre, dos hijos, una nuera y un nieto.

Julián Torre, el cabeza de familia
Benigno Torre, hijo del anterior
Constantino Torre, hermano del anterior
Raimunda Gurrea, esposa de Benigno
Julián Torre Gurrea, hijo de los anteriores
Celerino Martínez San José
Filomeno Rodríguez (15 años)

Esta fue la saca más numerosa, y también la más demoledora para los vecinos, pues fueron asesinados muchos miembros de una sola familia. Los detenidos fueron obligados a subir a una camioneta y llevados por la carretera hacia Medina de Rioseco. Parece ser que fueron asesinados en el cruce de Peñaflor, en los Torozos, y estarían enterrados allí.

El 5 de octubre de 1936 hubo una gran actividad en el pueblo. Un gran grupo de falangistas provenientes de Rioseco se dirigió al ayuntamiento, donde se organizó una batida con caballos por los campos. Buscaban a Bernardo Quintanilla Riol, alcalde en funciones, socialista, a quien algunos vecinos hacían llegar víveres. Uno de los hermanos de Bernardo, Feliciano, ya estaba detenido en Valladolid, pero previamente lo habían apaleado para que dijera el paradero de su hermano.

Bernardo fue detenido y llevado al ayuntamiento. Nada más entrar, un falangista de Aguilar se abalanzó sobre él y le clavó un hacha en la cabeza. A pesar de estar malherido, lo llevaron hasta Valladolid y quedó internado en las Cocheras junto con sus convecinos, quienes intentaron ayudarle. Bernardo tenía tres hermanos detenidos. Su mujer estaba siendo acosada en el pueblo, y tenía dos niñas entre los siete y los nueve años. Ninguno de ellos pudo ir a visitarle. Bernardo fue ingresado en el Hospital el día 6 de octubre y murió el día 24 del mismo mes por la infección de la herida, a pesar de que el certificado de defunción señala como causa de la muerte una enfermedad. Pero los testimonios son explícitos y contundentes a ese respecto.

A continuación, ese mismo día 5 de octubre, citaron en el ayuntamiento a la joven esposa de Manolo Panizo, el cual había huido, y cuñada de Egidio Panizo, asesinado a principios de agosto. La muchacha, atemorizada, fue acompañada por su padre. El objetivo era interrogarla acerca del paradero de su marido. En el patio del ayuntamiento, padre e hija sufrieron brutales malos tratos, y ella fue objeto de abusos.

Al anochecer, esos mismos falangistas detienen a Francisco Martínez Palacios y Mariano Torre Gurrea, de 15 años e hijo menor de la familia Torre Gurrea, que estaban realizando labores de vendimia. Los condujeron en una camioneta en dirección a Rioseco, pero su pista se pierde en la raqueta de acceso a la carretera de León. Este hecho, revestido de especial brutalidad, todavía se recuerda en la comarca con multitud de versiones. A pesar de las múltiples investigaciones, se desconoce el destino de estas dos personas.

Existen testimonios que aportan más detalles acerca de los hechos ocurridos en Aguilar de Campos a causa de la sublevación de 1936.

Vista de Aguilar. Carnet libertad vigilada Bernardo Quintanilla Campos Ayuntamiento Aguilar. Mapa Situación Aguilar
 
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